MI VIDA- CAPITULO I

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Abr/12
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Nací en Pamplona el 5 de septiembre de 1982. Desde entonces, mi vida ha sido un caos, menos en las situaciones y fechas que os iré explicando a continuación.

 

Somos seis hermanos, además de mi madre y mi padre. Estuvimos viviendo en el Mediterráneo varios años, hasta que nació mi hermana y mi madre volvió a quedarse embarazada. Entonces, mi padre se quedó sin trabajo y fue una ida y venida constante de viajes del Mediterráneo al pueblo.

 

En el pueblo eran donde residían mis abuelos maternos. Mi padre siempre intentó trabajar para sacarnos adelante. Nos quedamos una temporada allí, en casa de la abuela, hasta que nació otro hermano. Mi padre se quedó sin trabajo y las cosas en casa de la abuela se iban complicando cada vez más, porque ya vivían con ella los tres hermanos de mi madre. Ya éramos muchos y lo justo sacaba para comer ellos. Mis padres discutieron con mis abuelos y tuvimos que marcharnos.

 

Fuimos cerca de unos frailes. Mi padre conocía a un señor que nos iba a dejar una caseta de campo, sin luz ni agua, para vivir hasta que las cosas mejoraran algo. Allí pasamos la primavera y el verano, comíamos gracias a que los frailes nos traían comida (que cultivaban ellos) y lo poco que cultivaba y recogía mi padre de un rincón de la misma huerta. Nos bañábamos en una acequia que pasaba por allí, que iba a parar a un Canal. También cogíamos agua para hacer la comida y lavar la poca ropa que nos iba dando la gente de nuestro pueblo. Así pasamos, hasta que llegó el otoño y luego el invierno.

 

Entonces, la única luz que teníamos eran unas simples velas, el calor de una estufa casera hecha por mi padre. Mis hermanos y yo dormíamos juntos en una cama en un pequeño cuarto y mis padres en otro.

 

La caseta no tenía ventanas y mi padre, como pudo, colocó unas tablas y cartones para aislar un poco el frío, pero daba igual… El frío entraba de todas maneras. Así estuvimos malviviendo durante años…

 

El mismo hombre que nos ayudó, dejándonos esa caseta, volvió a hacerlo, viendo la situación en la que estábamos y ofreció trabajo a mi padre y también una casa en otro pueblo distinto, que debería ir pagando con el dinero que iba ganando. Así que empezamos a vivir en esa casa, aunque no estaba muy bien… Más bien, sin tejado y había que hacerle reforma, lo justo para poder estar bien, pero habría que esperar por ahora. En esta casa tampoco había luz ni calefacción, pero al menos, tenía paredes, ventanas y una puerta que poder cerrar (aunque con una cadena y candado).

 

Poco a poco, mi padre iba sacando algo de dinero, con el que lo primero que hizo fue poner un contador de luz y una estufa de leña. Para entonces, yo tendría cinco años, mi hermana 3 años y mi hermano dos. Ése año empecé a ir a la escuela de pueblo, las cosas iban mejorando poco a poco… pero no fue mucho más allá.

 

El siguiente verano fuimos de vacaciones a ver a los abuelos paternos en el Mediterráneo, a tíos, primos… Cuando llegamos, estaban colocando una pila para lavar la ropa, ya sabéis que antiguamente se lavaba así, en pilas de mármol, los que andéis por mi edad y más mayores lo sabréis, ¿verdad? La estaban colocando en la terraza de mi tía, la sujetaron con unos ladrillos, dejando un hueco por debajo y se fueron a buscar cemento, quedándome solo en la terraza. Como niño que era me acerqué a la pila de mármol, quise ver dónde no llegaba y me agarré al borde y la pila cayó sobre mí, en la mitad de mi cuerpo… esa pila podría pesar 200kg. A partir de ahí ya no recuerdo más, hasta que un mes después desperté en el hospital.

 

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