MI VIDA- CAPITULO IV

21
May/12
2

Yo allí, en el pueblo, empecé las prácticas de carpintero con un señor, muy buena persona, que me enseñó y aprendí mucho con él. Cuando acababa la semana siempre me daba dinero, dinero que mi madre empezó a exigir por vivir bajo su techo. Estuve desde mediados de junio hasta noviembre, que entonces terminé las prácticas y no pude seguir trabajando con él porque no había trabajo. Entonces llegaron los problemas con mis padres porque ya no recibían dinero mío. Mi padre no trabajaba, solo de enterrador (trabajo en el cual no le pagaban), solo cuando había un entierro.

 

Siempre aconsejé a mis hermanos que siguiesen estudiando porque en el pueblo no había trabajo… Que aprovecharían la oportunidad que les estaban dando en el centro. Pero de nada sirvió… Sus cabezas tiraban para el pueblo, donde pensaban que algún día sus padres les podrían tener… Fue todo tan difícil como duro… Para mí, lo defino como una agonía.

 

Poco a poco, mis hermanos iban cumpliendo su mayoría de edad y decidían bajar al pueblo, sin saber dónde se metían… Yo seguía sin trabajo, hasta enero que empecé a trabajar en la construcción en una empresa de la cual éramos vecinos. Tenían el almacén en la parte de atrás de la casa. Yo entonces, con ese puesto de trabajo, mantenía a mis padres y a mis dos hermanos. Solo me quedaba para mí, una cuarta parte del dinero… Yo me compré algo de ropa nueva y empecé a ahorrar lo poco que podía, pensando en lo que podría venir, no quería volver a vernos como de pequeños…

 

Mientras, mis padres se acomodaban a la situación y no buscaban trabajo. Discutíamos casi todos los días por lo mismo, yo les decía que no podían seguir así… Que hiciesen algo, que yo no podía estar toda la vida manteniéndolos. Yo veía cómo mi padre llegaba borracho a casa, a la hora de cenar, hora en la cual yo acababa de llegar de otro día duro de trabajo, agobiado y cansado de pensar… ¿Qué me esperará cuando llegue? Yo sintiendo que me mataba a trabajar y mi padre de bar en bar y no buscando trabajo… De que mi madre se gastara el dinero en cosas absurdas… De que mis hermanos tampoco harían nada… y ya estaban mayorcitos. No era justo, ¡¡¡Nada de lo que me había tocado era justo para mí!!! Ya lo que sentía era que yo no estaba hecho para tener un futuro mejor.

 

Pasó otro año más y mi hermana de en medio cumplió los 18 años e hizo igual que las mayores, bajar al pueblo, lugar en el que se iban a quedar estancados. Ya las discusiones eran continuas, estar en casa sin nada que hacer, no les ayudaba mucho. A mis hermanos, nunca les reproché nada, solo les aconsejaba. Ellos, al igual que yo, tampoco eran culpables ni responsables de la vida que nos tocó… pero sí podrían cambiarlo, podrían hacer mucho más de lo que estaban haciendo, y no, decidieron seguir los mismo pasos por los que anduvieron mis padres, a no hacer nada, a vivir de los demás…

 

Un día, volví de trabajar y mi padre, como un día más estaba bebido, discutiendo con mi madre. Me tuve que meter en medio porque mi padre pasó de las palabras a las manos… Mi madre se marchó unos días a casa de la abuela (su madre). A los pocos días volvió a casa, pero las cosas seguían igual, nada parecía que cambiase… Yo seguía trabajando, tenía claro que quería ser alguien en la vida, yo no iba a ser como ellos y a día de hoy, puedo decir que orgulloso estoy de ello… Cumplí 21 años y decidí que ¡¡¡Ya no más!!! No más días, semanas, meses, años perdidos. Aquel día juré, decidí marcharme y antes lo quise hablar con mis padres, pero una vez más… No sirvió de nada, discutimos y ya está. Ellos me querían tener ahí, pero yo era el que no quería seguir. Ya llegó el momento en el que no pude más.

 

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MI VIDA- CAPITULO III

7
May/12
0

Mi padre, creo, que no soportó la situación y empezó a beber y a gastar el dinero que tenía, tanto en beber como en tragaperras. También era un fumador nato. No podía ver cómo mi padre se gastaba el dinero en esas máquinas que te quitan el dinero. ¡¡¡Con lo que le costaba ganarlo!!! ¡¡¡No lo entenderé nunca!!! Un dinero que podría adornar (porque tampoco puedo decir solucionar) el estado de sus hijos. Fue muy difícil para mí intentar hacerle ver la realidad. A parte de rechazar mi opinión… me decían que era un crío y que no sabía de la vida… ¡¡¡Lo intenté tantas veces!!! Pero nunca me escucharon… Y a día de hoy… creo que lo entendía bastante bien, ¡viví tanto en tan poco! Me duele decir esto, pero no sentí lo que era una familia hasta que llegué al centro… allí me lo enseñaron.

 

El mal beber de mi padre causó muchas disputas con mi madre, aunque ella tampoco lo hacía bien. Ella se gastaba el dinero en cosas inservibles para los tiempos que corrían, como por ejemplo pulseras, anillos… para hacer ver a la gente del pueblo que ya les iba bien (aunque no era cierto). La asistente social estaba al tanto de todo esto y decidió ingresar a mi hermana pequeña en el centro con nosotros también… También empezaron a no dejarnos a bajar al pueblo los fines de semana, hasta que ellos no estarían bien y pensarían las cosas. Fue durísimo para mí, al fin y al cabo… ¡¡eran mis padres!! Y allí estaban nuestros amigos… Aunque fueran como fueran… nos dieron la vida que nos dieron porque las cosas no estaban bien. Pero a día de hoy, me sigo preguntando cómo hubiera sido si  la economía hubiese sido diferente a la que tuvimos… Yo necesitaba tanto a mis amigos… ésos que sabían desde el principio todo lo que hemos vivido yo y mi familia… También no ver a mis abuelos me costaba mucho trabajo… mis primero años fueron ellos los que me criaron.

 

Fue pasando el tiempo y mi padre ya hasta faltaba al trabajo… ¡¡¡Sí!!! Ése trabajo que le ofreció aquel hombre que nos ayudó tanto e hizo lo posible porque tendríamos una vida mejor… mira cómo se lo estaba devolviendo mi padre… ¡¡¡No entendía nada!!! Lo echaron del trabajo y los problemas se agravaron otra vez… No podía pagar la casa, así que tuvo que buscar otro empleo y otra casa donde vivir. Le contrataron en el Ayuntamiento del pueblo, le ofrecieron ser enterrador y también incluida una casa donde vivir… y las cosas entre mis padres fueron mejorando, pero tampoco para tirar cohetes…

 

Empezaron a dejarnos a bajar al pueblo los fines de semana otra vez (aunque yo seguía muy dolido por todas las cosas que nos había tocado pasar a mis hermanos y a mí…), puedo decir que sí, que he visto muchas veces llorar a mis hermanos, siempre han querido estar en el pueblo al lado de mis padres (eran pequeños). Yo creo que también querían ir al pueblo porque allí no les controlaba nadie y hacían lo que querían… En cambio, en el centro sí los controlaban… Íbamos y veníamos todos los fines de semana y al tiempo, mi madre se volvió a quedar embarazada… Ésta vez de otro chico, el pequeño.

 

La casa que le prestó el ayuntamiento tenía luz y agua, pero no calefacción, pero con la estufa de leña nos apañábamos… Calentaba bastante la casa. Nosotros seguíamos estudiando en el centro de menores, nos íbamos formando para poder salir, por lo menos, con algún estudio para poder trabajar. Así que a mí me aconsejaron dejar la ESO y hacer un taller-escuela para tener el título de carpintero ebanista, fabricación e instalación de muebles modulares. Lo hicieron para que en un futuro tuviera un puesto de trabajo y poder empezar a hacer mi vida, una vida normal…

 

Estudié y aprendí el oficio del cual tengo el título. A los 18 años terminé el taller-escuela y decidí bajarme al pueblo para hacer las prácticas de carpintería. Allí vivía con mis padres, cosa que no fue nada fácil, ya que eran 18 años los que me acompañaban e intentaba tener decisión propia. Se pegaban todo el día discutiendo y cuando eso pasaba, yo cogía a mi hermano pequeño y me marchaba para que no viera lo que yo había visto y vivido…Cuando llegaba el fin de semana y venían mis otros hermanos, intentaba hacer lo mismo, aunque ellos eran conscientes de todo ya, sin yo haberme dado cuenta… Me fastidió que mis hermanos no seguirían mi ejemplo y por lo menos, estudiaran algo que les gustaría… pero ninguno lo hizo.

 

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MI VIDA- CAPITULO II

26
Abr/12
0

(Continua del Capítulo I :Como niño que era me acerqué a la pila de mármol, quise ver dónde no llegaba y me agarré al borde y la pila cayó sobre mí, en la mitad de mi cuerpo… )

 

¡¡¡Sí!!! Estuve un mes en coma… La pila me había destrozado por dentro, me reventó el estómago, los riñones, el bazo, el intestino, las costillas presionaban mis pulmones, coágulos de sangre por todo mi cuerpo. Durante ese mes que estuve en coma, me tuvieron que operar varias veces a vida o a muerte… Y el médico no daba muchas esperanzas de vida… Fueron 135 puntos los que me dieron en aquel cuerpito de 5 años. Al final, gracias a ese médico que no daba esperanzas, ¡¡¡Desperté!!! Recuerdo que estaba lleno de tubos por todo mi cuerpo y no podía moverme. Fue una gran alegría para mi familia, como os imaginaréis… Tardé unos cuatro meses en recuperarme, meses que pasé allí en el Mediterráneo a cargo de mi tía.

 

Mis padres volvieron al pueblo, ya que ahora todo iba yendo bien, no podía quedarse sin trabajo. A mis hermanos los metieron al colegio y cuando me recuperé, vinieron, vinieron a por mí y yo también volví al colegio. Ése mismo año, mi madre volvió a quedarse embarazada, esta vez de otra chica. La familia aumentaba y mi padre ya no daba abasto con todo, el dinero volvía a escasear. La gente del pueblo nos seguía ayudando en lo que podía, la ropa de sus hijos que se les quedaba pequeña… La Asociación de Cruz Roja también lo hacía con comida. Para entonces, yo ya iba teniendo demasiada conciencia de las cosas y me iba dando cuenta de que mis padres no nos podían mantener. Cuando iba al colegio con alguna ropa de algún compañero y me decía que era suya, me moría de la vergüenza… Cuando veía y escuchaba a mi madre pedir comida… Cuando ya veía que nuestros juguetes nunca eran nuevos y ninguno de los que teníamos, los había comprado ellos… Ya me daba cuenta de todo…  de la pobreza que había en mi familia, y sobre todo, que mi padre hacía lo imposible…

 

Cuando ya nació mi hermana, mis padres no nos podían mantener y nos pusieron una asistente social. Nos ayudó mucho, se llamaba igual que mi hermana, era de un pueblo cercano. Yo ya empecé a guardar mucho rencor a mis padres, el tiempo pasaba y no entendía cómo seguían llegándome hermanos si ya los que tenían no podía mantenerlos… Yo ya sentía muchas cosas por la situación… como ya he dicho rencor, pena, vergüenza y con solo 8 años y medio.

 

Un día llegué a casa y estaba otra asistente social hablando con mis padres… era obvio: nos iban a meter a un centro de menores protegidos. Y creo que me atrevo a decir que ése fue el día más duro de mi vida, porque con 9 años yo ya había entendido lo que mis padres no hicieron. ¡¡¡No tengas hijos sino puedes mantenerlos!!! Lo único que pensaba en esos momentos era que eso no eran unos padres… ¿¿¿Qué habíamos hecho mis hermanos y yo para que nos tocaría esa vida??? ¿¿¿Por qué??? Bueno al fin y al cabo… los años en el centro fueron los mejores de mi vida y la de mis hermanos. Teníamos un techo del que no caía agua, unas ventanas que cerraban perfectamente, luz, comida y unos monitores que nos enseñaban a estudiar, a realizar las tareas de la casa, a respetarse, a saber llevar los problemas adelante…

 

Estoy muy orgulloso de los valores que en aquel centro me enseñaron los directores, psicólogos y monitores que estuvieron con nosotros todo ese tiempo… que fue mucho… nos compraban ropa y nos hacía regalos… Nos dieron la oportunidad de formarnos y de poder hacer una vida. Al pueblo, bajábamos los fines de semana solamente y al centro íbamos entrando por edades, los hermanos mayores y yo estábamos allí y la pequeña se quedó con mis padres, ya que se suponía que podían mantenerse los tres. Pero no duró mucho tiempo su bienestar…

 

 

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MI VIDA- CAPITULO I

18
Abr/12
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Nací en Pamplona el 5 de septiembre de 1982. Desde entonces, mi vida ha sido un caos, menos en las situaciones y fechas que os iré explicando a continuación.

 

Somos seis hermanos, además de mi madre y mi padre. Estuvimos viviendo en el Mediterráneo varios años, hasta que nació mi hermana y mi madre volvió a quedarse embarazada. Entonces, mi padre se quedó sin trabajo y fue una ida y venida constante de viajes del Mediterráneo al pueblo.

 

En el pueblo eran donde residían mis abuelos maternos. Mi padre siempre intentó trabajar para sacarnos adelante. Nos quedamos una temporada allí, en casa de la abuela, hasta que nació otro hermano. Mi padre se quedó sin trabajo y las cosas en casa de la abuela se iban complicando cada vez más, porque ya vivían con ella los tres hermanos de mi madre. Ya éramos muchos y lo justo sacaba para comer ellos. Mis padres discutieron con mis abuelos y tuvimos que marcharnos.

 

Fuimos cerca de unos frailes. Mi padre conocía a un señor que nos iba a dejar una caseta de campo, sin luz ni agua, para vivir hasta que las cosas mejoraran algo. Allí pasamos la primavera y el verano, comíamos gracias a que los frailes nos traían comida (que cultivaban ellos) y lo poco que cultivaba y recogía mi padre de un rincón de la misma huerta. Nos bañábamos en una acequia que pasaba por allí, que iba a parar a un Canal. También cogíamos agua para hacer la comida y lavar la poca ropa que nos iba dando la gente de nuestro pueblo. Así pasamos, hasta que llegó el otoño y luego el invierno.

 

Entonces, la única luz que teníamos eran unas simples velas, el calor de una estufa casera hecha por mi padre. Mis hermanos y yo dormíamos juntos en una cama en un pequeño cuarto y mis padres en otro.

 

La caseta no tenía ventanas y mi padre, como pudo, colocó unas tablas y cartones para aislar un poco el frío, pero daba igual… El frío entraba de todas maneras. Así estuvimos malviviendo durante años…

 

El mismo hombre que nos ayudó, dejándonos esa caseta, volvió a hacerlo, viendo la situación en la que estábamos y ofreció trabajo a mi padre y también una casa en otro pueblo distinto, que debería ir pagando con el dinero que iba ganando. Así que empezamos a vivir en esa casa, aunque no estaba muy bien… Más bien, sin tejado y había que hacerle reforma, lo justo para poder estar bien, pero habría que esperar por ahora. En esta casa tampoco había luz ni calefacción, pero al menos, tenía paredes, ventanas y una puerta que poder cerrar (aunque con una cadena y candado).

 

Poco a poco, mi padre iba sacando algo de dinero, con el que lo primero que hizo fue poner un contador de luz y una estufa de leña. Para entonces, yo tendría cinco años, mi hermana 3 años y mi hermano dos. Ése año empecé a ir a la escuela de pueblo, las cosas iban mejorando poco a poco… pero no fue mucho más allá.

 

El siguiente verano fuimos de vacaciones a ver a los abuelos paternos en el Mediterráneo, a tíos, primos… Cuando llegamos, estaban colocando una pila para lavar la ropa, ya sabéis que antiguamente se lavaba así, en pilas de mármol, los que andéis por mi edad y más mayores lo sabréis, ¿verdad? La estaban colocando en la terraza de mi tía, la sujetaron con unos ladrillos, dejando un hueco por debajo y se fueron a buscar cemento, quedándome solo en la terraza. Como niño que era me acerqué a la pila de mármol, quise ver dónde no llegaba y me agarré al borde y la pila cayó sobre mí, en la mitad de mi cuerpo… esa pila podría pesar 200kg. A partir de ahí ya no recuerdo más, hasta que un mes después desperté en el hospital.

 

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PRESENTACION DE ZEUS

10
Abr/12
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Hola, soy Zeus,

 

No me gustaría que nadie pasara por todo el infierno que estoy pasando. Por ello, os pido que miréis por donde pisáis y que valoréis vuestra libertad y que sepáis, que la libertad es la vida.

 

Es la primera vez que estoy en prisión, y la verdad es que te das cuenta de todo aquello que hicimos mal, de todo el valor que tiene cada cosa, de todo el sufrimiento de la gente que quieres.

 

Pronto os escribiré un relato de mi vida para que podáis comprobar la gravedad,  y todo lo que he pasado. Pero sólo he aprendido una cosa: la fuerza es lo que te lleva a seguir adelante.

 

 

Zeus.

 

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