MI VIDA- CAPITULO IV
May/122
Yo allí, en el pueblo, empecé las prácticas de carpintero con un señor, muy buena persona, que me enseñó y aprendí mucho con él. Cuando acababa la semana siempre me daba dinero, dinero que mi madre empezó a exigir por vivir bajo su techo. Estuve desde mediados de junio hasta noviembre, que entonces terminé las prácticas y no pude seguir trabajando con él porque no había trabajo. Entonces llegaron los problemas con mis padres porque ya no recibían dinero mío. Mi padre no trabajaba, solo de enterrador (trabajo en el cual no le pagaban), solo cuando había un entierro.
Siempre aconsejé a mis hermanos que siguiesen estudiando porque en el pueblo no había trabajo… Que aprovecharían la oportunidad que les estaban dando en el centro. Pero de nada sirvió… Sus cabezas tiraban para el pueblo, donde pensaban que algún día sus padres les podrían tener… Fue todo tan difícil como duro… Para mí, lo defino como una agonía.
Poco a poco, mis hermanos iban cumpliendo su mayoría de edad y decidían bajar al pueblo, sin saber dónde se metían… Yo seguía sin trabajo, hasta enero que empecé a trabajar en la construcción en una empresa de la cual éramos vecinos. Tenían el almacén en la parte de atrás de la casa. Yo entonces, con ese puesto de trabajo, mantenía a mis padres y a mis dos hermanos. Solo me quedaba para mí, una cuarta parte del dinero… Yo me compré algo de ropa nueva y empecé a ahorrar lo poco que podía, pensando en lo que podría venir, no quería volver a vernos como de pequeños…
Mientras, mis padres se acomodaban a la situación y no buscaban trabajo. Discutíamos casi todos los días por lo mismo, yo les decía que no podían seguir así… Que hiciesen algo, que yo no podía estar toda la vida manteniéndolos. Yo veía cómo mi padre llegaba borracho a casa, a la hora de cenar, hora en la cual yo acababa de llegar de otro día duro de trabajo, agobiado y cansado de pensar… ¿Qué me esperará cuando llegue? Yo sintiendo que me mataba a trabajar y mi padre de bar en bar y no buscando trabajo… De que mi madre se gastara el dinero en cosas absurdas… De que mis hermanos tampoco harían nada… y ya estaban mayorcitos. No era justo, ¡¡¡Nada de lo que me había tocado era justo para mí!!! Ya lo que sentía era que yo no estaba hecho para tener un futuro mejor.
Pasó otro año más y mi hermana de en medio cumplió los 18 años e hizo igual que las mayores, bajar al pueblo, lugar en el que se iban a quedar estancados. Ya las discusiones eran continuas, estar en casa sin nada que hacer, no les ayudaba mucho. A mis hermanos, nunca les reproché nada, solo les aconsejaba. Ellos, al igual que yo, tampoco eran culpables ni responsables de la vida que nos tocó… pero sí podrían cambiarlo, podrían hacer mucho más de lo que estaban haciendo, y no, decidieron seguir los mismo pasos por los que anduvieron mis padres, a no hacer nada, a vivir de los demás…
Un día, volví de trabajar y mi padre, como un día más estaba bebido, discutiendo con mi madre. Me tuve que meter en medio porque mi padre pasó de las palabras a las manos… Mi madre se marchó unos días a casa de la abuela (su madre). A los pocos días volvió a casa, pero las cosas seguían igual, nada parecía que cambiase… Yo seguía trabajando, tenía claro que quería ser alguien en la vida, yo no iba a ser como ellos y a día de hoy, puedo decir que orgulloso estoy de ello… Cumplí 21 años y decidí que ¡¡¡Ya no más!!! No más días, semanas, meses, años perdidos. Aquel día juré, decidí marcharme y antes lo quise hablar con mis padres, pero una vez más… No sirvió de nada, discutimos y ya está. Ellos me querían tener ahí, pero yo era el que no quería seguir. Ya llegó el momento en el que no pude más.
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12:14 on mayo 21st, 2012
me gusta éste texto, se ve que sale directamente desde tu corazón, la vida unos por unas causas y otros por otras, casi siempre tiene sus momentos duros, cuando es en la infancia, adolescencia y juventud, puede costar más remontarla pero con tanta claridad en la mente espero que resurja una nueva vida para ti lo antes posible.
15:30 on mayo 23rd, 2012
Hola Zeus,
He leído tu capítulo IV, y de veras, amigo, que me he sentido identificado en muchas cosas que dices en el texto. Tú tranquilo, chaval, que pronto saldrás de todo lo que te rodea. Espero que donde estés, estés tranquilo, y no te metas en problemas y lucha por lo tuyo, que es lo más importante.
El Gato.